La finca en cuestión, Vado-Jaén, sita en el término municipal de Albendín (CO), está compuesta por un extenso olivar, delicado y meticulosamente cuidado y de monte, terreno por el cual no andamos.
Posee una extensa población de liebre, tan asombrante que parecían estar sembradas entre los olivos; en cuanto a nuestra perdiz roja, no las oí cantar, sin embargo, cuando dimos por finalizada la jornada y salíamos de la finca, vimos una torada. Hermosos machos, sin embargo, los conocidos de la zona, me comentaron que eran muy cobarde para ser cazados y que dentro de la jaula no decían ni "pío", por lo que no se hicieron negocios.
El cazadero en el que nos situamos, conocido como el paraje "Cerro La Horca", era una rambla llena de matorral, con infinidad de cuevas que nos impedían abatir una mayor número de roedores.
En una distancia aproximada de 200m, porque no creo que andásemos mucho más, con dos líneas de escopetas dispuestas a uno y otro lado de la rambla y en poco tiempo, logramos abatir 40 conejos. La zona es ideal porque se ven casi los lances, y podemos apreciar bonitos disparos, así como también da lugar, que a la hora del aperitivo, cada uno pueda picar al compañero por el tiro tan fácil que falló.
Lo que hizo que esta breve jornada de caza fuera tan estupenda fue la amabilidad de los compañeros, su cortesía, el saber estar y su continúa preocupación por mi disfrute, a este grupo añado también al guarda.
Muchas gracias Miguel, D.J (por el sí), A. y abuelo D. Contad con esta humilde e inexperta escopeta para el año que viene.