Gracias a un amigo, esta tarde he podido hacer un puesto de tarde. Perdiz pura, en campiña, y muy difícil de entrar.
Tanto improvisado con cañas clavadas en el terreno.
Colocamos el puesto en el único lugar donde se podía, en un regajo y respaldados con una pequeña mancha de cañas.
Espartaquito
La tarde era lo más desapacible posible, a causa del viento, hasta los pájaros se agarraban a la jaula; ninguna de las dos jaulas salieron con ímpetu, por falta de celo y por la ventisca. Las camperas, duras y frías y como el hielo, se dejaron ver a lo lejos entre dos bancales, pero de ahí no pasaron, y lo único que obtuvieron fue inquietar a las jaulas.
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