""La CAZA de perdiz con reclamo no se enseña, hay que sentirla para aprenderla. Es un arte; un arte tan viejo como el toreo y tan nuevo como el sello que le otorga cada intérprete"."


"CAMBIARIA TODO LO QUE SÉ POR LA MITAD DE LO QUE IGNORO"

martes, 29 de enero de 2013

viernes, 11 de enero de 2013

Los primeros días

     En las zonas bajas de Andalucía ya se puede colgar y en pocos días se irá abriendo la temporada de reclamo en el resto de España. En estos primeros días colgamos con la ilusión de cumplir el sueño que anida en nuestra mente de el final de la temporada pasada.

    Los días previos empleamos todo nuestro tiempo libre en contemplar los reclamos, observar al más rojo, el de excrementos gruesos o el que está todo el día cantando. Porque esos pequeños detalles alimentan  nuestra ilusión, hacen que nuestro corazón se acelere y que esbocemos una sonrisa. Pero como en la vida misma, las apariencias engañan, y en el reclamo sucede lo mismo. Esa patirroja que presenta, teóricamente, todos los síntomas de encele, cuando la colocamos en el tanto, nos desengaña, y es en ese momento donde nos entran las prisas y parece que los días de cuelga pasan de cuatro en cuatro y no tendremos lugar de cazar lo que desearíamos.

     Buscamos soluciones para un encele rápido, sin darnos cuenta que todo proceso precisa de un tiempo, y cualquier artimaña altera el ciclo natural de nuestros reclamos pudiendo originar nefastas consecuencias.

     ¡Sabe Dios la cantidad de inventos que hay para apresurar el celo! Unos atiborran los reclamos de alpiste, cañamón..., semillas varias; otros optan por darles muchas horas de luz, recogerlos en una habitación con chimenea o estufa y eso si aún  no hemos comprado el pertinente botecito de vitaminas;  en fin, infinidad de inadecuadas sugerencias, que lo único que pueden originar es una pelecha fuera de su tiempo, y ahora sí que la hemos "liado parda", porque eso ya no tiene arreglo.

     No pensamos que en estos primeros días es extraño que las camperas tengan celo, y si es así, ¿por qué deberían tenerlo los nuestros? No es su tiempo natural, y toda jaula que canta medio en "condiciones" a día de hoy, que son pocas o ninguna, lo hace porque se trata de un granjero, sin ánimo de menospreciarlos, o porque hemos empleado algún método acelerador, como si de una reacción química se tratase. En cuanto a las del campo, toda aquella que se dé una vueltecita por el tanto es porque siente curiosidad de conocer a ese individuo que intenta llamar la atención, porque de celo, poco o nada, por mucho que las condiciones meteorológicas se hayan puesto de nuestro lado.

     Estos primeros días, deben servir para que nuestra jaula termine de obtener el punto óptimo de celo. Las prisas siempre fueron malas consejeras, y todo el empeño que hemos puesto en cuidarlos durante todo un año, lo podemos echar a perder porque la codicia se apodera de nosotros, y de la misma manera estropear ese nuevo reclamo que pudiera ser el de nuestros sueños.

     En nuestra mano está seguir los principios de esta caza y retirar el dedo ejecutor del gatillo.