Los peligros que tenemos
aún antes de nacer,
cuando nuestro débil ser
en embrión y en los huevos
se está comenzando a hacer.
Las grajillas y los cuervos,
las cuelebras y los lagartosm
los jabalíes y arrendajos,
roban del nido los huevos,
como alevosos marrajos.
José Fernando Titos Alfaros
Para el cuquillero que vé en esta modalidad algo más que salir al campo con una jaula a cuestas, pasados los días de caza, dedica el resto del año, sus cinco sentidos, a buscar el bienestar de sus inseparables compañeros.
Si relevantes son los cuidados que les suministramos para que el celo sea el óptimo, más importante es la época de pelecha, ya que si ésta es defectuosa, el celo también lo tendrán mal.
Particularmente, cuando termino la temporada, en los sucesivos días, paso los pájaros a los pelecheros, aunque sin tierra aún, buscando la máxima comodidad de éstos. Otros compañeros esperan a que los calores se aproximen más.
Es muy importante que los pelecheros se hallen desinfectados, operación que tengo realizada del año anterior, con el fin de no guardarlos de una temporada para otra con suciedad en la estancia donde permanecen todo un año. Los reclamos también deben ser desparasitados antes de cambiarlos de "vivienda", ya que si esta operación se realiza con ellos en la tierra, las deposiciones se van a mezclar con la arena, que posteriormente picarán, originándose una infección.
Podemos decir que hay tantas formas de pelechar como cuquilleros. Lo más habitual, es que los reclamistas pelechemos los reclamos en terreros con arena, aunque también voy a mencionar los voladeros, pelecheros sin tierra, incluso jaulas.
Voy a comenzar por el final, y decir que pelechar los reclamos en las jaulas considero que es la opción menos aconsejable, sobre todo, por lo ya mencionado anteriormente, el espacio, ya que cuando les crecen la plumas remeras y la cola, éstas se enganchan en los alambres. Algunos cuquilleros optan por este método debido a su domicilio, que no les permite optar a otros métodos. Sin embargo, algunos lo usan porque es el más cómodo para ellos mismos, y no deben emplear energías en renovar tierra y cambiar jaulas por cajones de mayor tamaño. En ocasiones, el reclamista se toman la molestia en emplear capazos
llenos de tierra donde, cada cierto tiempo, introducen la jaula. Según me cuenta mi padre, el vecino de mi abuela, gran aficionado al reclamo, pero no sé si tanto al cuidado de los mismos, los mantenía todo el año en las jaulas, bajo la creencia de que así el pájaro no perdía la mansedumbre que había adquirido en la jaula.
La segunda posibilidad, y bajo mi humilde punto de vista, la más óptima, o casi la más, es soltar los reclamos en un voladero. La amplitud les permite correr y revolotear, impidiendo que se les atrofien los músculos.
El voladero debe tener zonas de sol, sombra y cubiertas para la lluvia. Muchos cuquilleros ven en los voladeros más inconvenientes que ventajas, sin embargo, la experiencia de un amigo me ha mostrado que hace más el que quiere que el que puede, y casi todo es cuestión de echar a volar la imaginación.
Unos de los principales inconvenientes que se podrían apreciar en este sistema, y con consecuencias nefastas, son las batallas campales que se originan cuando éstos están recién soltados, siendo los más jóvenes, los vencidos en esta guerra, aunque transcurrido un tiempo, todos los reclamos se hallen en armonía. Puede suceder salgan lisiados físicamente, quedando tuertos, por ejemplo.
Para poder evitar estas disputas, un amigo dispone en el voladero unos refugios donde pueden resguardarse;
otra medida tomada para este mismo inconveniente por el compañero, es trabar los pájaros más agresivos.
Otra posible contrariedad de los voladeros, es el contínuo contacto de los animales con el suelo, donde depositan las heces y picotean también. Para que ésto no sea una desventaja, se puede colocar un segundo piso de rejilla, y que permite sembrar verde bajo él, el cual, cuando crezca se introducirá por los agujeros, estando al alcance de los reclamos.
Al no tener contacto directo con el suelo, los animales no pueden tomar tierra, y para ello coloca en el interior del voladero unos capazos con tierra.
El único problema, que a día de hoy, aprecio en este sistema es que todos comen y beben del mismo lugar, y si por un casual, un reclamo estuviera enfermo, este sería el medio ideal para el contagio.
El método más habitual para pelechar los reclamos es mediante el uso de terreros, unos de madera y otros galvanizados.
Cajones rectagulares individuales o en bloque
con tres lados de un mismo material y el cuarto de barrotes. Si en todos los casos hay que poner especial atención a la temperatura ambiente, si no deseamos tener una baja por asfixia, en esto terreros hay que poner un poquito más de interés, ya que las paredes hacen que se incrementen los grados en el interior de los mismos.
Como siempre he buscado el confort de mis reclamos, porque de ellos depende mi satisfacción en la temporada de cuelga, pienso que esos terreros son demasiado estrechos, por lo que la comodidad de los mismos es cuestionable.
En cuanto a los de madera podemos encontrarlos individuales o en bloque,
teniendo estos últimos un compartimento individual de tierra común para dos pájaros, encontrándonos nuevamente con el inconveniente de la higiene. En el modelo galvanizado, no he visto ninguno individual.
Como he comentado anteriormente, una de mis mayores preocupaciones, desde que comencé en la cuelga, es procurarles una vida cómoda. Por mis manos han pasado los terreros heredados de mi padre, cada uno de una forma, ya que los fabricaba él para sus reclamos, los cuales no cazaba pero le gustaba tener. Posteriormente, adquirí terreros en bloque, de madera, buscando la simetría, y por último, los que actualmente poseo, por simple inconformidad con los anteriores. Hechos a medida. Como se aprecia en la fotografía, son amplios y con una sóla cara de madera, para que se encuentran bien aireados en esta calurosa tierra nuestra, el sur.
Tienen la particularidad de que son para pelechar los reclamos sin tierra, y poseen una rejilla para no pisar los excrementos; las varillas tienen la separación suficiente para evitar que introduzcan la cabeza entre ellas y se estropeen las plumas. Los comederos son cubiertos, anti gorriones, evitando los contagios de éstos. La puerta es bastante amplia, permitiéndome introducir las dos manos para cogerlos a la hora de recortarlos, sin que aleteen demasiado. Al no cambiarles el "vecino", no tengo problemas con que deseen pelear con el de al lado o canten hasta extasiarse. Permanecen en el mismo lugar hasta que entran en las jaulas.
Como considero que la tierra es beneficiosa, y al tener habitualmente pocos reclamos para la cuelga, poseo dos cajones de metacrilato que arrimo al pelechero, permitiéndoles entrar cuando lo desean. Las cajas rotan cada semana, mismo día que empleo para renovar la arena.
Para finalizar, decir que la forma de pelechar es tan variada y personal, que no seria conveniente aconsejar una u otra, ya que cada cual se rige por la experiencia, por las costumbres de su tierra o por el lugar del que disponga.
Como cada maestrillo tiene su librillo a la hora de la pelecha, lo mismo sucede con la alimentación en esta fecha y el cambio de tierra. Referente a lo primero, nos podemos encontrar con esos cazadores y no jauleros, despreocupados, que se limitan a echar un puñado de trigo o pienso en el comedero y adiós muy buenas; y con aquellos que realmente se preocupan de que sus fieles compañeros tengan una alimentación lo más equilibrada posible.
Algunos reclamistas se inclinan por suministrarles pienso exclusivamente, otros, cereales y pienso o cereales sólo. Yo, particularmente, les doy una mezcla de pienso y cereales, y varias veces a la semana alguna verdura fresca, canónigos o zanahoria picada. El pienso es el mismo que toman durante todo el año, de mantenimiento, y la razón de emplear también algo de cereal, es para rebajar el nivel protéico del mismo.
Es en la muda cuando más bajas se pueden originar en nuestro jaulero, por no encontrarse bien alimentados, y es conveniente proporcionarles periódicamente vitaminas para que puedan realizar una pelecha completa a su debido tiempo, y que no les suceda lo que pude observar en el reclamo de un compañero, el cual no deserrolló bien las plumas remeras o rémiges, y aún conservaba los cañones de las antíguas.
De izqda a dcha, las dos primeras son plumones de la barriga, un haba del costado, timonera y remera o rémige.
Dependiendo de la costumbre de cada zona, así empleamos arena, tierra o una mezcla de ambas. Es conveniente que la tierra posea chinillas, ya que les favorece en el proceso digestivo. Si ésta se puede mezclar con ceniza, aún será más beneficiosa para el animal ya que le sirve como desparasitador externo.
Hay que tener un cuidado especial con el lugar donde obtengamos la tierra, ya que no podemos olvidar que las tierras de cultivo están tratadas con productos fitosanitarios.
Cuando el calor comienza a hacer acto de presencia, les humedezco algo la tierra, ellos lo agradecen, y también les favorece ya que así se desprende mejor el plumaje antíguo y deserrollan con más facilidad el nuevo traje.
Tanto actualmente como antaño, cuando mi jaulero era más amplio, les hago la limpieza de la tierra semanalmente; otros la realizan cada 15 días y los innombrables, ni se acuerdan. Y ni que decir tiene, que no se deben retirar las heces de la arena y colocar ésta para otro reclamo.
"Quien siembra trigo de calidad recogerá una buena cosecha"
1 comentario:
Rebosas afición por los cuatro costados. Buen artículo, al que no puede ponerse ni un solo "pero". Los pajariteros de verdad cuidan y miman a sus reclamos todo el año, especialmente durante la época de muda. Haciéndolo como tú lo haces es difícil que tengas bajas.
Un saludo
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