La presión de los agentes de la Consejería de Medio Ambiente y la prohibición de aprovechamiento cinegético en las fincas en las que se detecta el veneno están logrando que esta práctica legal se vaya reduciendo en toda la comunidad
El uso de cebos envenenados en el medio natural cordobés sigue siendo una preocupación para la Administración, si bien es verdad que en menor medida que hace apenas un lustro. La razón no es otra que el descenso en el número de casos positivos de animales muertos por envenenamiento tanto en la provincia de Córdoba como en el resto de la comunidad autónoma. Así, esa bajada ha llegado a ser de hasta el 60% si se comparan, por ejemplo, los casos cuantificados en el ejercicio de 2005, cuando la Consejería de Medio Ambiente anotó hasta 28 especies fallecidas por cebos con alguna sustancia prohibida, hasta los apenas diez registrados a lo largo de todo el ejercicio 2010 en las comarcas cordobesas.
El informe del año pasado, al que ha tenido acceso El Día, precisa que "en el transcurso de la anualidad 2010, se han remitido un total de 180 muestras asociadas a sospecha de uso ilegal de veneno, 110 cadáveres, 62 cebos supuestamente envenenados (cebos como tal, excreciones o vómitos) y ocho muestras clasificadas como otros (material inerte, órganos, sedimento)".
Del total de las recibidas, se analizaron 177 muestras, de las que 107 eran de cadáveres y 62 cebos supuestamente envenenados. Tras el estudio forense y posterior análisis toxicológico de estas muestras, se determinó en el Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre de Andalucía (CAD) un total de diez episodios positivos asociados a casos de envenenamiento de fauna y cebos envenenados. Estos episodios cuentan con un total de 95 muestras asociadas, de las que se han analizado 92, obteniendo resultados positivos a la detección de plaguicidas en 77 (25 cadáveres y 52 cebos), reza el estudio.
Las muestras relacionadas con esta problemática han sido de diversa índole en cuanto a su naturaleza, "destacando la presencia de especies de fauna silvestre (carroñeros y carnívoros), especies domésticas (perros) y diversos tipos de cebos envenenados.
Pero más allá de los datos y las estadísticas, hay otros factores que han ayudado de manera determinante para que el número de cebos envenenados se reduzca tan drásticamente en la provincia de Córdoba en los últimos años. El primero de ellos y más llamativo es la presencia casi constante de una unidad canina por las comarcas cordobesas, que se deja ver casi semanalmente y que realizan "una labor preventiva muy importante", insisten desde la Delegación de Medio Ambiente de la Junta en Córdoba. Se trata de animales muy bien adiestrados para localizar el veneno y que no sólo actúan por "los puntos negros que ya tenemos marcado en la Delegación" una vez a la semana, sino que su presencia puede incluso ser mayor en caso de que se produzca alguna denuncia o hallazgo por los agentes de Medio Ambiente en el territorio.
En total son ocho canes, distribuidos en dos grupos de cuatro y que se reparten por Andalucía Oriental y Occidental. Esta estrategia andaluza contra los cebos envenenados se inició en la comunidad allá por 2004, cuenta con el apoyo de la Fundación Gypaetus e incluso cuenta con un programa europeo Life para su desarrollo.
Otra de las medidas que están ayudando al descenso de estas estadísticas de envenenamiento de especies es la suspensión de la actividad cinegética en aquellas zonas en las que se localiza un caso positivo. Esa paralización de la actividad de la caza puede ser de varias semanas, meses o incluso un año, dependiendo de la gravedad de los hechos y "está siendo mano de santo para el control", reconocen desde la Consejería de Medio Ambiente.
De hecho, en el propio informe del Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre de Andalucía referido a Córdoba durante el año 2010 se indica que "la presencia de tóxicos en los episodios analizados presenta un pico durante los meses de marzo y mayo, donde se han detectado cuatro episodios positivos (40%). La detección de veneno en las muestras remitidas en estas fechas coincide con el periodo no hábil de caza, poniendo de manifiesto que es en dicha época cuando mayoritariamente se lleva a cabo esta práctica ilegal, con el fin de eliminar previamente posibles predadores en los cotos de caza menor". Durante el resto del año se mantiene una tendencia más o menos uniforme.
Ese estudio también apunta que la especies amenazadas y protegidas se ven afectadas por el uso ilegal del veneno en un porcentaje similar a las especies domésticas, como perros de caza, perros y gatos que habitan zonas con presencia humana (cortijos o fincas). El hecho de que no se hayan detectado casos de especies amenazadas o protegidas debe ser valorado "con ciertos matices por la estrecha vinculación de las especies domésticas con el hombre". Su eventual pérdida durante un paseo de campo, una jornada de caza o bien la observación directa de síntomas que indican un posible envenenamiento ponen en alerta a sus dueños, que inician de inmediato todo el dispositivo existente en estos casos a través de la actuación de la autoridad competente. Por otro lado, en la mayoría de estas situaciones, el ejemplar es remitido en buen estado de conservación, siendo posible la detección con garantías del tóxico empleado.
Del número total de los episodios positivos (10) en Córdoba durante el último año, se detectaron mayoritariamente compuestos de la familia de los carbamatos (70%), seguidos de los organofosforados (20%) y los fenoles (10%). Los carbamatos utilizados son aldicarb y carbofurano, mientras que en el caso de los organofosforados, se localizaron dimetoato y clorfenvinfos.
Además, se han descrito episodios o casos de envenenamiento con varias muestras asociadas en los que se han detectado diferentes compuestos, así como casos en los que se han encontrado en la misma muestra (cadáver o cebo) más de un compuesto.
Los organofosforados y carbamatos son productos fitosanitarios altamente tóxicos para cualquier animal, principalmente por ingestión, produciendo una acción letal a muy corto plazo. El empleo reiterado de estos compuestos durante los últimos años se debe, entre otras causas, a la fácil disponibilidad de los mismos en centros de distribución de productos agrícolas, por su uso como fitosanitarios. Así, su uso ilegal en el medio natural como veneno es difícilmente controlable.
De los diez episodios positivos de envenenamiento de fauna o cebos envenenados detectados en la provincia de Córdoba, el 30% de ellos se encuentra asociado a zonas con algún tipo de aprovechamiento cinegético, mayoritariamente de caza menor, según describen los datos reflejados en las actas de levantamiento presentadas por los agentes de la autoridad.
El informe del año pasado, al que ha tenido acceso El Día, precisa que "en el transcurso de la anualidad 2010, se han remitido un total de 180 muestras asociadas a sospecha de uso ilegal de veneno, 110 cadáveres, 62 cebos supuestamente envenenados (cebos como tal, excreciones o vómitos) y ocho muestras clasificadas como otros (material inerte, órganos, sedimento)".
Del total de las recibidas, se analizaron 177 muestras, de las que 107 eran de cadáveres y 62 cebos supuestamente envenenados. Tras el estudio forense y posterior análisis toxicológico de estas muestras, se determinó en el Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre de Andalucía (CAD) un total de diez episodios positivos asociados a casos de envenenamiento de fauna y cebos envenenados. Estos episodios cuentan con un total de 95 muestras asociadas, de las que se han analizado 92, obteniendo resultados positivos a la detección de plaguicidas en 77 (25 cadáveres y 52 cebos), reza el estudio.
Las muestras relacionadas con esta problemática han sido de diversa índole en cuanto a su naturaleza, "destacando la presencia de especies de fauna silvestre (carroñeros y carnívoros), especies domésticas (perros) y diversos tipos de cebos envenenados.
Pero más allá de los datos y las estadísticas, hay otros factores que han ayudado de manera determinante para que el número de cebos envenenados se reduzca tan drásticamente en la provincia de Córdoba en los últimos años. El primero de ellos y más llamativo es la presencia casi constante de una unidad canina por las comarcas cordobesas, que se deja ver casi semanalmente y que realizan "una labor preventiva muy importante", insisten desde la Delegación de Medio Ambiente de la Junta en Córdoba. Se trata de animales muy bien adiestrados para localizar el veneno y que no sólo actúan por "los puntos negros que ya tenemos marcado en la Delegación" una vez a la semana, sino que su presencia puede incluso ser mayor en caso de que se produzca alguna denuncia o hallazgo por los agentes de Medio Ambiente en el territorio.
En total son ocho canes, distribuidos en dos grupos de cuatro y que se reparten por Andalucía Oriental y Occidental. Esta estrategia andaluza contra los cebos envenenados se inició en la comunidad allá por 2004, cuenta con el apoyo de la Fundación Gypaetus e incluso cuenta con un programa europeo Life para su desarrollo.
Otra de las medidas que están ayudando al descenso de estas estadísticas de envenenamiento de especies es la suspensión de la actividad cinegética en aquellas zonas en las que se localiza un caso positivo. Esa paralización de la actividad de la caza puede ser de varias semanas, meses o incluso un año, dependiendo de la gravedad de los hechos y "está siendo mano de santo para el control", reconocen desde la Consejería de Medio Ambiente.
De hecho, en el propio informe del Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre de Andalucía referido a Córdoba durante el año 2010 se indica que "la presencia de tóxicos en los episodios analizados presenta un pico durante los meses de marzo y mayo, donde se han detectado cuatro episodios positivos (40%). La detección de veneno en las muestras remitidas en estas fechas coincide con el periodo no hábil de caza, poniendo de manifiesto que es en dicha época cuando mayoritariamente se lleva a cabo esta práctica ilegal, con el fin de eliminar previamente posibles predadores en los cotos de caza menor". Durante el resto del año se mantiene una tendencia más o menos uniforme.
Ese estudio también apunta que la especies amenazadas y protegidas se ven afectadas por el uso ilegal del veneno en un porcentaje similar a las especies domésticas, como perros de caza, perros y gatos que habitan zonas con presencia humana (cortijos o fincas). El hecho de que no se hayan detectado casos de especies amenazadas o protegidas debe ser valorado "con ciertos matices por la estrecha vinculación de las especies domésticas con el hombre". Su eventual pérdida durante un paseo de campo, una jornada de caza o bien la observación directa de síntomas que indican un posible envenenamiento ponen en alerta a sus dueños, que inician de inmediato todo el dispositivo existente en estos casos a través de la actuación de la autoridad competente. Por otro lado, en la mayoría de estas situaciones, el ejemplar es remitido en buen estado de conservación, siendo posible la detección con garantías del tóxico empleado.
Del número total de los episodios positivos (10) en Córdoba durante el último año, se detectaron mayoritariamente compuestos de la familia de los carbamatos (70%), seguidos de los organofosforados (20%) y los fenoles (10%). Los carbamatos utilizados son aldicarb y carbofurano, mientras que en el caso de los organofosforados, se localizaron dimetoato y clorfenvinfos.
Además, se han descrito episodios o casos de envenenamiento con varias muestras asociadas en los que se han detectado diferentes compuestos, así como casos en los que se han encontrado en la misma muestra (cadáver o cebo) más de un compuesto.
Los organofosforados y carbamatos son productos fitosanitarios altamente tóxicos para cualquier animal, principalmente por ingestión, produciendo una acción letal a muy corto plazo. El empleo reiterado de estos compuestos durante los últimos años se debe, entre otras causas, a la fácil disponibilidad de los mismos en centros de distribución de productos agrícolas, por su uso como fitosanitarios. Así, su uso ilegal en el medio natural como veneno es difícilmente controlable.
De los diez episodios positivos de envenenamiento de fauna o cebos envenenados detectados en la provincia de Córdoba, el 30% de ellos se encuentra asociado a zonas con algún tipo de aprovechamiento cinegético, mayoritariamente de caza menor, según describen los datos reflejados en las actas de levantamiento presentadas por los agentes de la autoridad.
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