A pesar del agua que caía este día, la jaula no desfallecía en su búsqueda, y al final tuvo su recompensa. Es uno de los puesto más bonitos que he vivido. El golpe de las gotas en el paraguas apenas me dejaba oir la jaula. Mereció la pena salir esa tarde.
Observamos como la hembra entra por la izquierda y sube a las piedras detrás del tanto, y después de permanecer ahí unos minutos sale por la derecha y se sube a la piedra, donde es abatida.
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