""La CAZA de perdiz con reclamo no se enseña, hay que sentirla para aprenderla. Es un arte; un arte tan viejo como el toreo y tan nuevo como el sello que le otorga cada intérprete"."


"CAMBIARIA TODO LO QUE SÉ POR LA MITAD DE LO QUE IGNORO"

sábado, 23 de febrero de 2013

TEMPORADA 2013

Son las 16:15 pm cuando en el puesto del Telefonista coloco a Filabres, el algarín quinta que la pasada temporada me dio esperanzas, pero que no pude ver con perdices.

Nada más colocarlo en el tanto sale buscando campo, de mayor; a pesar de parecer un pájaro brusco, tiene un cantar muy suave.
Filabres por alto
Un macho le responde no muy lejos. La jaula se engancha con el garbón y ambos entablan una lucha dialéctica. "¡Cada vez se acerca más!" "Debe entrar por detrás del tanto, seguro". 

Por cada cante del campero yo intentaba agudizar mi oído para localizarlo y mi mirada cada vez era más penetrante y fija, a través de un pequeño agujerillo entre la matas del puesto fijo. Encogida, la cabeza pegada a los hombros, aparentemente sin cuello... y el corazón palpitando, cada segundo, más acelerado.

"La está viendo, la está viendo. ¿Dónde, pero dónde? Ah, ahí está, viene con la hembra". La jaula recibe bien, sin tocar alambre, me sorprende, pensé que no lo haría así. "¿Cuál tiro primero? Lo normal es la hembra, es la última que entra, y el macho entrará después mejor... Voy a tirar el macho y así veo cómo trabaja" 

Tomo la superpuesta, calibre 410, cojo aire y ...

"Pi, pi,pi,piiiii, son las 10:00 am, las 9:00 am en Canarias, noticias en la Cadena Ser "

La radio del coche me despertó de uno de los tantos puestos con los que sueño para esta temporada 2013. Salí bien temprano, y cuando cruzaba la provincia de córdoba el sol mostraba sus rayos.




Aún me quedaban unas cuantas horas para llegar a mi destino, el coto donde llevo cazando el reclamo ya algunas temporadas, y que sirve de lugar de encuentro para unos cuantos amigos.

14 de febrero, enamorada de la vida y del reclamo, qué mejor día para llegar a horas de hacer un puesto, y que mi sueño se hiciera realidad. Y así fué, llegué en tiempo de colgar, acelerada y con los nervios propios del momento, descargué los pájaros y ¡AL CAMPO!.

La primera parte del puesto ya la conocéis.

... y con el garbón a la derecha,  ¡puuuuummm!

Con el macho a pie del tanto
y pichó, pichó, pichoooó; la hembra sale de vuelo, pero allí estaba Filabres con el macho. Sin cortar al tiro, haciendo el entierro...

"Maravilloso, su primer tiro y le gusta" 

A los minutos salió nuevamente buscando campo, y por los alrededores la hembra respondía, encaramándose en diferentes lugares vigías, pero nunca queriendo colocarse donde debía.







Derecha, izquierda, detrás, la cuestión era inquietarlo. Y precisamente esa es la cualidad que más me ha gustado de este pájaro, que después de tenerla a pocos metros, como se aprecia en la foto superior, seguía recibiéndola sin tocar un sólo alambre de los 84 que tiene la jaula.


Desconozco si al final la hubiera metido en plaza, porque la anécdota de este primer puesto fue que dos ciclistas pasaron pegados al tanto y al puesto, ya que estábamos colocados en la orilla del camino, y si los llego a avistar, hubieran salido en la foto. Se puede ver como dos fotos más arriba la jaula ya oye el estruendo de las ruedas en las piedras.
Recojo los bártulos y hago las pertinentes fotos. Un macho más para el recuerdo. Euforía. Eso es lo que sentía, y deseando reencontrarme con el compañero para compartir esta alegría tan especial, que no sentía desde hace ya unos años.


Características del campero. Las plumas del ala no están estriadas o rotas, espolones no corridos y collar redondo.
Como se trataba del primer tiro realizado a Filabres, la satisfacción fué mayor. Gran inicio de temporada.


  Filabres 14.02.2013


Eso es lo que tiene esta caza, que un momento de alegría compensa las mochueladas, el frío, la lluvía, la nieve y desde luego, los kilómetros que hacemos para vivir también los muchos sin sabores que nos depara.




Ha sido uno de los años en los que me he pensado mucho si merecía la pena colgar; las camperas tardías mis jaulas, ni que decir tiene, de lástima, y precisamente, en uno de los años que más pendiente he estado de ellos, y sin coger el helador frío de las noches. En ocasiones, cuanto más empeño le pongas a las cosas, peor van.

Como soy partidaria de que las cosas o se hacen bien o no se hacen, o al menos intentarlo si tienes el conocimiento suficiente, es año, el fiasco me lo ha dado Espartaquito, un algarín, cantaor y que el pasado año no tenía mala música, y que recibía en la copa, pero que no pude tirarle la temporada anterior porque le entró un bando y que terminó yéndose de vuelo.

En un puesto de 10, salió antes de acomodarme, me gustaba. Con todo lo arisco que es en la casa, parece que no hay alambres en la jaula. Transcurrido un tiempo prudencial le entra un a collera, no de callado, y cuál fue mi sorpresa cuando no veía el pájaro en la jaula, parecía una moneda de 2€ en el piso; 



cuando le dan varias vueltas al tanto, se marchan y el "malfario" salió nuevamente. Comienzo a hacer ruido y doy por finalizado el puesto.


Como "mal e todos consuelo de tontos", pues quise pensar que no tenía celo suficiente. En los últimos días lo vuelvo a sacar, y atrajo una collera, pero ésta, sin celo alguno, se quedó a tres metros picoteando, sin embargo, me consoló que la recibiera y  no se amagara. Lástima que no entraron.
En el momento de tener las perdices en plaza y no tirarlas, me acordé de un amigo, que no sabe lo que es el RECLAMO, aunque dice que lo caza y que le gusta mucho. Quise ponerme en su lugar e imaginar qué satisfacción me generaría  abatir esa bonita collera sin que la jaula las recibiera. Pues la verdad es que me daba desasosiego, desazón sólo pensarlo, porque desde que me iniciaron en esta caza, mi finalidad fue hacerme de pajarillos que a mí, y sólo a mí, me satisfagan, de no llevar la cuenta de las perdices y que cada puesto que diera me enseñara algo, con o sin perdices abatidas.

Encontrándome en el puesto que lleva mi nombre, "El puesto de la Cuqui", me dí cuenta, una vez más, que aunque lleves a tu mejor pájaro en la jaula, no tienes asegurado nada, porque si hay una modalidad de caza imprevisible, ésta se lleva la palma. En esta ocasión es un águila quien hace que me levante antes de tiempo. Un aire frío me pegaba en la nuca, pero aún así, tengo que salir saliendo al campo, porque ésta es la medicina que alivia mi adicción al reclamo. 
De seis jaulas que llevaba, dos han sido desechadas, una porque canta cuando ve las perdices, Hispalense, y la otra por arisca, Arcos.

                          Arcos


Por el contrario, he podido tirar a tres pájaros, Telefonista, Filabres y Cabecilla Pelá. 
El primero, con su elevado número de celos, sigue trabajando tan bien como yo lo recordaba. 

Par del Telefonista

 Parece que este pájaro tiene la habilidad de que se le suban los pájaros al tanto, porque hace un par de años, pude plasmar otra foto en las mismas circunstancias, y con la casualidad, de que es el mismo puesto.

Con el macho abatido

                        Después del tiro
Posteriormente, la hembra que se alejo de vuelo con el tiro, la metió en plaza, y nuevamente, igual que a  su pareja, le titeó.



En cuanto al segundo, Filabres, también le pude abatir un par, pero en este caso, en puestos diferentes. 




Filabres intentando meter la hembra

Y aunque cada vez que se le tira a un pájaro por primera vez, la alegría más grande, en este aspecto, me la proporcionó Cabecilla Pelá. No sabría explicar por qué, pero fue diferente. 
Nuevamente, es un algarín, y sabido es por todos, lo complicado que resulta que canten y que además, lo hagan medio en condiciones. A este lo saqué un día de agua, en un puesto pegado a la carretera y con un tractor retirando piedras en el bancal de al lado. 







En esto del reclamo, como ya he dicho, no se puede dar nada por hecho, porque el pájaro más bonito, con el que te encaprichas más y que suele cantar algo en casa, con buenas voces, cuando lo colocas en el tanto, "te tira los palos del sombrajo", y sin embargo, el feo, arisco, saborio... te hace sonreír de oreja a oreja nada más colgarlo.
Creo que esta es la mayor alegría que puede experimentar un jaulero que siente la caza del reclamo.
Cada temporada de reclamo, experimentas nuevas vivencias; las jaulas ta sorprenden, las nuevas y las ya probadas. Todo los cuidados que les proporcionamos a nuestros reclamos se ven recompesandos, en muchas ocasiones, en los escasos días de cuelga, en mi caso, que poseemos. Es la forma que tienen de agradecernos lo que hacemos por ellos.

De forma generalizada, las camperas han tenido poco celo, ¿por qué? nuevamente por las fechas elegidas por algún listo de turno para poder cazar. Al contrario que otros años, las hembras han entrado mucho mejor, de hecho los machos sólo se oían cuando estaban en puerta. 



Ya de regreso, agradecer una vez más a Dios la temporada, y cuidarlos como si los cazáramos cada semana, y comenzar a vivir mentalmente, la temporada siguiente.



lunes, 18 de febrero de 2013

PÁJAROS QUE DAN GUSTO TENERLOS

En el día de ayer el compañero Antonio me regaló un pollo. La verdad es que me vino muy bien porque he clareado mi jaulero. Por la tarde, sin cambiarlo de jaula para que no extrañara lo coloqué justo donde había una viuda de hace tiempo. Y este fue el resultado.


En dos ocasiones tuve que salir a colocarlo, y la segunda, con algo de prisa porque cogió una pequeña pendiente por banda.

La siguiente foto corresponde a San Valentín, algarín que el año pasado cuando veía las perdices comenzaba a bregar bastante, y como cuando gusta un pájaro buscamos una excusa para guardarlo, pues dije que carecía de celo. Pero pocas oportunidades tienen en mi casa, o nacen trabajadores o tienen que emigrar. Lo puse en un puesto con unas oídas maravillosas, del que voló un macho y la hembra quedó en las inmediaciones. Pues no le gustó nada oir las perdices. He aquí muestra de ello.




Tanto saltó y saltó, que mientras salía del puesto, adoptó una nueva postura.

domingo, 10 de febrero de 2013

COLGAR POR COLGAR


Gracias a un amigo, esta tarde he podido hacer un puesto de tarde. Perdiz pura, en campiña, y muy difícil de entrar.


Tanto improvisado con cañas clavadas en el terreno.


Colocamos el puesto en el único lugar donde se podía, en un regajo y respaldados con una pequeña mancha de cañas. 


Espartaquito


La tarde era lo más desapacible posible, a causa del viento, hasta los pájaros se agarraban a la jaula; ninguna de las dos jaulas salieron con ímpetu, por falta de celo y por la ventisca. Las camperas, duras y frías y como el hielo, se dejaron ver a lo lejos entre dos bancales, pero de ahí no pasaron, y lo único que obtuvieron fue inquietar a las jaulas.