Ribas de la Valduerna
Los agricultores llevan cuatro años sufriendo las incursiones de los roedores
Cansados de que los conejos causen daños a sus cultivos, los agricultores de Ribas de la Valduerna (en el municipio de Palacios) han solicitado a la Junta de Castilla y León que adopte medidas ante las repoblaciones de conejos que, según sostienen en un escrito dirigido al Servicio Territorial de Medio Ambiente, realiza el coto de la localidad, si bien desde la sociedad de cazadores del pueblo se aseguró ayer que ésta se realizó con permiso de la Junta de Castilla y León «hace años».
Nueve agricultores firman la petición, después de que los conejos acabaran con unos 4.000 metros cuadrados sembrados de remolacha en la vega del Duerna y dañasen otra explotación en menor medida. Otros campesinos han sufrido algunos daños menores, en otras zonas, si bien sostienen que en las últimas campañas todos se han visto afectados, incluso algunos que no han firmado el escrito.
Miguel Alonso es el más afectado por lo roedores. Estima que los conejos se comieron los brotes de remolacha en las noches del domingo y el lunes de Pascua. Su vecino José María Fuertes, también afectado, estima en media hectárea el terreno afectado, si bien Alonso rebaja la cifra a 4.000 metros cuadrados y apunta que las pérdidas del desaguisado podrían suponer «entre 2.500 y 3.000 euros». Y es que las fincas de ambos se encuentran junto a la chopera que estos pequeños mamíferos han convertido en su morada por la densidad de maleza y la blandura del terreno, en la que ha excavado madrigueras y un entramado de galerías. «Tienen bocas cada dos metros y no hay quien los cace, porque, según oyen un ruido, se embocan y no hay quien los saque», explicaba ayer Miguel Alonso.
«El maíz y la patata no los tocan, pero sí el trigo y las alubias y no van al garbanzo porque no lo hay, porque es lo que más les gusta», señaló el afectado. Pedro García Fernández dejó hace cuatro años el alquiler de las tierras de Alonso, «porque me las dejaban en barbecho». García explicó que le han comido cebada y otros agricultores señalan que también el maíz sufre las consecuencias.
José María Fuertes no facilitaba un dato sobre la superficie que afectada en las tierras que trabaja. «Hay plantas comidas y otras que no en los surcos», manifestó, de manera que algunas no han podido desarrollarse. Cuando el cultivo ha crecido algo más «que muerdan unas hojas no supone pérdida», pero si el ataque conejil se produce justo cuando brota la planta acaba con esta.
Por su parte, el jefe del Servicio Territorial de Medio ambiente, Mariano Torre, manifestó ayer que la reclamación de los agricultores en Ribas se va a estudiar, así como la posible repoblación que achacan al coto de caza. Torre apuntó que «el conejo se ha reproducido muy bien en otros lugares, lo que siempre beneficia a la fauna silvestre, a los depredadores, si bien puede causar problemas en los cultivos» y apuntó que en caso de daños «el afectado puede reclamar por la vía civil su resarcimiento al titular de los derechos cinegéticos».
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