"Como han dejado degradar el parque natural y allí ya no hay alimento para los ánades, se comen las cosechas", denuncian los cazadores de Sollana
Al caer la tarde, el campo de guisantes de Vicent Marí en Sollana se llena de patos. Miles de ánades, en su mayoría "collverds", procedentes del vecino Parque Natural de l'Albufera, acuden desde hace seis días a esta parcela de 70 hanegadas a comer. Llegan a partir de las siete de la tarde y permanecen allí toda la noche, porque a esas horas "nadie les molesta", comenta Emilio Magraner, presidente de la sociedad de cazadores de Sollana. Con la calma de la noche, los patos han dado ya buena cuenta de gran parte de la cosecha, que Marí tenía previsto vender para la elaboración de piensos para animales.
El agricultor decidió hace dos meses plantar las 70 hanegadas de terreno de marjal que trabaja en la partida La Verola de Sollana con guisantes para sacar una rentabilidad extra al campo en los tres meses que separan el "eixugó" y la siembra del arroz. "Aquí tradicionalmente se ha plantado solo arroz, pero como es una zona de marjal alta se puede cultivar lo que quieras", dice. Sin embargo, Marí no contaba con que, en esta época, "los patos están hambrientos", asegura Emilio Magraner. Tras la época de caza, que en Sollana se prolonga hasta el primer domingo de febrero, y hasta que empieza la siembra del arroz, "transcurren unos tres meses en que los patos no tienen qué comer", explica el cazador. "Los patos ya no están en l'Albufera; la han dejado degradarse y ya no hay comida para ellos. Los patos ahora viven en los cotos, en la marjal, en los terrenos de cultivo, y se comen las cosechas de los agricultores", indica Enrique Canet, arrocero y vicepresidente de la sociedad de cazadores de Sollana.
Marí denunció hace seis días ante la Guardia Civil la "invasión" de patos en su parcela con la intención de obtener permiso para llamar a los cazadores y poder organizar una batida. Pero, tras reunirse con representantes de la Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda, el jueves obtuvo una autorización "para la utilización de pirotécnica para espantar ánades en la parcela cultivada de guisantes". Anoche, Marí tenía previsto explotar algunos petardos para ahuyentar a las aves aunque duda de que ésa sea la solución a la "plaga de patos", como Canet describe el exponencial aumento de la población de ánades en l'Albufera.
Piden recortar la veda para poder controlar la "plaga de patos"
"Lo único que limita la población de 'collverds' es la caza", declara Emilio Magraner, presidente de la sociedad de cazadores de Sollana. La población de patos crece cada año y los cazadores consideran que hoy constituyen ya una plaga. "Este año se han abatido menos que nunca en las Tirades y, por tanto, en estos momentos hay más que nunca", asegura Magraner, quien recuerda que, ante la falta de alimento en el parque natural, las aves se ven obligadas a salir y buscar comida en los alrededores, arruinando las cosechas de los labradores. Los cazadores creen que "si los patos producen daños agrícolas, como los conejos, debería de autorizarse su caza durante la veda, aunque el coto de Sollana esté dentro del parque natural", defiende Enrique Canet. Sin embargo, "pesan más los criterios de los ecologistas que los de los agricultores y los cazadores", añade. "Nos suprimieron la caza nocturna y nos han ido recortando cada vez más la caza, que antes se prolongaba hasta marzo", relata Canet. "Los patos son ya una plaga y, si cada vez crece más la población, lo lógico sería que se recortara la veda y se permitieran las batidas extraordinarias", considera el sollanero. "No hay otro sistema para equilibrar población de patos más que la caza"
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