Un cazador de 46 años y vecino de Robledo de Chavela (Madrid) y un veterinario han resultado imputados tras una montería celebrada a finales de enero en un coto privado de caza de la Comunidad de Madrid, que limita con la provincia de Ávila, haciendo de 'frontera' el río Cofio.
El primero de ellos ha sido imputado como supuesto autor de un delito contra la flora y la fauna al haber abatido a un ciervo cuyo cuerpo fue descubierto el pasado 3 de febrero por miembros del Servicios de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en una propiedad privada de Cebreros (Ávila), cuya valla perimetral había sido cortada. El segundo resultó imputado por un supuesto delito de falsedad documental en el certificado de Inspección Sanitaria de Actividad Cinegética de la montería.
Según ha informado este miércoles el Instituto Armado, miembros de la patrulla de Seprona hallaron cerca del río Cofio, pero en la provincia abulense, el cuerpo de un ciervo decapitado. Tras la inspección ocular se comprueba que tanto por la situación del animal como por la dirección del arrastre, el autor o autores del hecho habían accedido hasta el coto cruzando el río desde una finca situada al lado contrario, dentro del municipio madrileño de Robledo de Chavela.
En el curso de las investigaciones, la Guardia Civil supo que el pasado 29 de enero se celebró una montería en un coto privado de caza, cuyo término linda con la propiedad donde se había sido encontrado el animal. Al examinar el terreno observaron numerosas tablillas con los números correspondientes a los puestos de caza, una de las cuales estaba muy próxima del lugar.
En el reconocimiento que hizo en la junta de carne de la montería, se observaron dos cabezas de ciervo, pero se desconocía el o los cazadores que pudieran haberlos abatido, por lo que se tomó declaración a varios cazadores que ocuparan puestos próximos al lugar donde apareció el ciervo decapitado en Ávila.
Fruto de esas declaraciones, la Guardia Civil concluyó que el autor de los disparos era un vecino de Robledo de Chavela de 46 años, que ocupaba el puesto más próximo, por lo que se procedió a su imputación por un delito contra la flora y fauna.
Para continuar las investigaciones, los agentes solicitaron de la Consejería de Medio Ambiente de Madrid el certificado de Inspección Sanitaria de Actividad Cinegética de la montería. En el mismo observaron que el número de ciervos era un 3, si bien esa cifra estaba tachada con intención de ocultarlo con un 2.
En las fotografías de la junta de carnes se observaban tres piezas de ciervo, una entera y dos cabezas, por lo que se determinó que el veterinario había incurrido en un delito de falsedad documental en la confección del certificado de inspección sanitaria de actividad cinegética.
El primero de ellos ha sido imputado como supuesto autor de un delito contra la flora y la fauna al haber abatido a un ciervo cuyo cuerpo fue descubierto el pasado 3 de febrero por miembros del Servicios de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en una propiedad privada de Cebreros (Ávila), cuya valla perimetral había sido cortada. El segundo resultó imputado por un supuesto delito de falsedad documental en el certificado de Inspección Sanitaria de Actividad Cinegética de la montería.
Según ha informado este miércoles el Instituto Armado, miembros de la patrulla de Seprona hallaron cerca del río Cofio, pero en la provincia abulense, el cuerpo de un ciervo decapitado. Tras la inspección ocular se comprueba que tanto por la situación del animal como por la dirección del arrastre, el autor o autores del hecho habían accedido hasta el coto cruzando el río desde una finca situada al lado contrario, dentro del municipio madrileño de Robledo de Chavela.
En el curso de las investigaciones, la Guardia Civil supo que el pasado 29 de enero se celebró una montería en un coto privado de caza, cuyo término linda con la propiedad donde se había sido encontrado el animal. Al examinar el terreno observaron numerosas tablillas con los números correspondientes a los puestos de caza, una de las cuales estaba muy próxima del lugar.
En el reconocimiento que hizo en la junta de carne de la montería, se observaron dos cabezas de ciervo, pero se desconocía el o los cazadores que pudieran haberlos abatido, por lo que se tomó declaración a varios cazadores que ocuparan puestos próximos al lugar donde apareció el ciervo decapitado en Ávila.
Fruto de esas declaraciones, la Guardia Civil concluyó que el autor de los disparos era un vecino de Robledo de Chavela de 46 años, que ocupaba el puesto más próximo, por lo que se procedió a su imputación por un delito contra la flora y fauna.
Para continuar las investigaciones, los agentes solicitaron de la Consejería de Medio Ambiente de Madrid el certificado de Inspección Sanitaria de Actividad Cinegética de la montería. En el mismo observaron que el número de ciervos era un 3, si bien esa cifra estaba tachada con intención de ocultarlo con un 2.
En las fotografías de la junta de carnes se observaban tres piezas de ciervo, una entera y dos cabezas, por lo que se determinó que el veterinario había incurrido en un delito de falsedad documental en la confección del certificado de inspección sanitaria de actividad cinegética.
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