Pretencioso
que pretende ser más de lo que es
Parece ser que la mejor forma de hacer amigos es pasando la mano por la espalda del otro o asintiendo, públicamente si es Internet, o verbalmente todas las opiniones de los demás, se esté o no de acuerdo.
Si quien opina está en desacuerdo con lo publicado y además tiene poca experiencia en el tema, no se le tiene en cuenta. Por el contrario, si quien alaba lo publicado, carece además de experiencia, “bendito sea Dios, hasta éste con poca práctica sabe apreciar la calidad”; éste punto de vista sí es tenido en cuenta.
Todos damos por hecho que cuando publicamos nos exponemos a críticas tanto positivas como negativas. Sin embargo, cuando alguien es sincero, sin ánimo de ofender ni menospreciar, manifiesta su desacuerdo con lo expuesto, ponemos el grito en el cielo, o por el contrario, se le ignora. No somos capaces de apoyar las opiniones minoritarias por muy ciertas y reales que sean.
A la mayoría de los seres humanos les gusta criticar (censurar, vituperar las acciones o conducta de alguien), y en la mayoría de las ocasiones sin conocer a la persona en cuestión. Esto viene a que no hace mucho, alguien ha tenido “el acierto” para algunos, de llamarme pretenciosa –más de uno estará sonriendo y asintiendo porque no le caigo en gracia-. ¿Por qué?
Todo lo que publico en mi blog es referente a mi afición, mis jornadas de caza, el material que empleo, mis pájaros, etc. No censuro la opinión de todo aquel que desee hacerlo sobre algo publicado. En los foros, cada día, me prodigo menos, por lo expuesto anteriormente, es tan poco que pasan las semanas y no visito ninguno. Cuando participaba en ellos, siempre lo he hecho teniendo como base la educación y el respeto a los demás, nunca he dicho que alguien obrase bien o mal, o que el pájaro que hay en la jaula no sirve para nada, muy diferente a expresar que yo no lo desearía para mí, o que no me gustan las voces del mismo.
No pretendo y mucho menos, no deseo enseñar nada a nadie, ni afirmar que mi forma de proceder es la correcta. No trato de ser más de lo que soy, si no una inquieta y exigente aprendiz de cuquillera, que oye y tiene en cuenta la opinión de todo el mundo, hasta del que comenzó a cazar ayer.