""La CAZA de perdiz con reclamo no se enseña, hay que sentirla para aprenderla. Es un arte; un arte tan viejo como el toreo y tan nuevo como el sello que le otorga cada intérprete"."


"CAMBIARIA TODO LO QUE SÉ POR LA MITAD DE LO QUE IGNORO"

miércoles, 20 de abril de 2011

Tres detenidos por organizar cacerías furtivas de sarrios




La Guardia Civil arresta a un cliente, que abatió cuatro piezas en una tarde.



Pieza y armas intervenidas en otra operación por el Seprona.

Una investigación de cinco meses desarrollada por el equipo del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) de Huesca y su patrulla de Jaca ha llevado a la detención de tres personas acusadas de organizar batidas furtivas de caza mayor en varias zonas de España. Los agentes también han arrestado a F. Z. H., un madrileño de 47 años que, como cliente del grupo, desembolsó en noviembre una elevada cantidad de dinero por abatir un jueves por la tarde a cuatro sarrios en una reserva nacional de caza cercana a Jaca. Uno de ellos estaba catalogado como medalla de oro --la pieza más codiciada-- por su edad y astado.
El madrileño estaba acompañado por G. P. I., un vecino de Sabiñánigo de 37 años que actuaba como guía y al que le constan varias detenciones por atentados contra la fauna. Ha actuado como guía para furtivos en otras ocasiones. Dentro de unos días será juzgado por uno de esos episodios en Soria.
Las identificaciones de estas dos personas y la entrega del atestado en el juzgado número 1 de Jaca supusieron la puesta en marcha de la Operación Rupicabra, que llevó al desmantelamiento de "una red organizada dedicada a la gestión de cacerías furtivas en distintos puntos del territorio nacional y de ejemplares de diversas especies", según informó la Guardia Civil. El grupo cobraba por cada pieza una cantidad previamente pactada y que oscilaba entre los 2.500 y los 3.000 euros.


LA TRAMA De ese entramado formarían parte, además del serrablense, O. P. F., de 39 años y domiciliado en la provincia de Huesca, y el madrileño J. B. T. C., de 48 años. El segundo asumiría funciones de guía de montaña, como su paisano, mientras que el último, imputado como cooperador necesario de los anteriores, actuaba como intermediario al poner en contacto a los furtivos con los lazarillos.
Los dos oscenses están imputados como presuntos autores de un delito continuado contra la fauna.
Uno de los detenidos en la Operación Rupicabra, que continúa abierta y en la que no se descartan nuevas detenciones, explota una empresa dedicada a organizar cacerías legales.
Los cuatro arrestados quedaron en libertad provisional, todos ellos con cargos, tras prestar declaración ante el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Jaca.

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