Los responsables de las clínicas veterinarias de la localidad destacan el número de perros de caza que llegan a sus negocios. Pese a que la mayoría de los canes entrenados suelen disponer de microchip, tanto el centro ubicado en Ruela Leicures como el de la avenida Benito Vigo coinciden en que les llega un mayor número de animales antes y después de la época de caza.
«Aparecen muchos cachorros que no sirven para la caza, porque no obedecen en los entrenamientos, pero también se nota cuando termina la temporada de batidas y se deshacen de los animales», explica el propietario de la clínica Agrocentro Zoosan.
Las protectoras de Santiago y Vilagarcía, las más próximas geográficamente a la comarca, solo reciben perros abandonados en el municipio estradense en esas épocas del año. Hasta entonces, la recogida y adopción particular la cubre el servicio municipal.
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