Medio Ambiente estudia cómo reducir la «superpoblación» de cabras montesas de la sierra norte: hay 3.000 ejemplares y se quiere rebajar a 1.500
La cabra montés se ha convertido en un auténtico problema para La Pedriza. En pocos años se ha reproducido hasta límites insospechados y ya nadie sabe cómo frenar su expansión. La población actual en la zona es de 3.000 ejemplares. La intención de Medio Ambiente es reducir a la mitad el número. ¿Cómo? Sólo hay una solución: proceder a su captura. El fin último es garantizar el mantenimiento del medio natural. Pero esta superpoblación de cabras no hace más que poner en peligro el ecosistema. Por dos motivos. Primero porque están acabando con los pastos vegetales. Y, segundo, porque muchos ejemplares pueden estar enfermos de sarna.
Por todo ello, la Comunidad de Madrid se encuentra ahora estudiando cuál es el mejor procedimiento para «limitar» el número de ejemplares en La Pedriza. Precisamente por eso, fuentes de la Consejería prefieren mostrar su cautela de momento y no ofrecer más detalles al respecto. Pero el Bocam del 29 de enero de 2010 recoge una orden (5103/2009) que establece dos mecanismos de control de esta especie: la captura en vivo y la caza a rececho. El Ejecutivo madrileño, según ha podido saber ABC, de momento se inclina por adoptar la primera solución.
Control médico
Consiste en la colocación de «capturaderos» (pequeñas cabañitas) con comida en lo alto de los montes donde los animales quedan atrapados en su interior una vez que entran para «morder el anzuelo». Una vez en poder de Medio Ambiente, el animal sería sometido a un estricto control médico y si está sano se trasladaría a otra zona. Si no... pasaría a mejor vida. El problema de este método es el económico, ya que el desplazamiento de estos animales resulta «carísimo», según fuentes del sector. No hay que olvidar que estos ejemplares pueden llegar a pesar más de cien kilos y, por lo tanto, necesitan de compartimentos ampliamente acondicionados para su traslado. Por ello, la Comunidad de Madrid no descarta que más adelante se pueda poner en práctica la segunda opción.
La caza a rececho permitiría que los amantes de la cinegética se adentraran en estos montes, acompañados por un agente forestal o experto en la materia, para abatir a los ejemplares más adultos o enfermos. De momento se prefiere aplazar esta forma de actuar ya que podría resultar peligrosa para la gran cantidad de familias y amantes de la naturaleza que salen a pasear por esta zona cuando llega el buen tiempo. La decisión sólo se tomará después de hablar con todo el mundo.
La intención de la Consejería de Medio Ambiente es reducir a 1.500 el número de cabras montesas en La Pedriza. Quién iba a decir que hace sólo veinte años no había ningún ejemplar de este tipo en la zona. La caza furtiva y la presión humana provocaron a principios del siglo XIX la desaparición de la cabra montés de la región. Fue en 1990 cuando el Ejecutivo regional decidió reintroducirla al trasladar a veinticinco ejemplares procedentes de la Sierra de Gredos al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. En los años siguientes, incluso, se hicieron repoblaciones con ejemplares de la Reserva de las Batuecas para mejorar las líneas de sangre. La ausencia de predadores naturales y cazadores, y su elevada actividad reproductiva han permitido que, en la actualidad, la colonia de La Pedriza cuente con unos 3.000 ejemplares, lo que los técnicos consideran un número «elevadísimo». Con este volumen la Comunidad ha decidido desarrollar un control de la población, para una correcta gestión del espacio y, también, de la propia especie. De fondo late una cuestión sanitaria.
Y es que, tal y como explican los expertos, la concentración de numerosos ejemplares en reducidos espacios puede provocar enfermedades entre los animales como la sarna.
La cabra montés se ha adaptado perfectamente a nuestro ecosistema. Antes de introducirlas en la sierra madrileña ya se tenían referencias de que anteriormente había vivido en zonas de la región, por lo que no había ninguna duda del éxito de la operación. Su rápida conquista de La Pedriza llevó hace unos años a los responsables a sacar a una treintena de ejemplares de la zona para repoblar la Sierra Norte y crear allí una nueva colonia.
Medio Ambiente soltó los primeros ejemplares en distintos espacios de la Sierra, entre el embalse de El Atazar y Somosierra, donde los estudios ya realizados confirmaron que en esta área vivieron cabras montesas antaño y que, por lo tanto, constituye una zona ideal para su establecimiento.
Además de La Pedriza, también se ha detectado la presencia de este animal en el Parque Natural de Peñalara. En concreto, en la zona de los Hoyos de la Alameda (Alameda del Valle). Estos ejemplares proceden de la expansión de una reintroducción en Castilla y León. Su rápido crecimiento ha llevado a los responsables autonómicos a estudiar la conveniencia de ofrecer esta especie a otras Comunidades. El Ejecutivo regional, en este caso, se ha marcado como objetivo «exportar» unos doscientos ejemplares a espacios adecuados de otros territorios de España. El objetivo no esto que, al menos en La Pedriza, la cabra deje de tirar «pa» el monte.
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