""La CAZA de perdiz con reclamo no se enseña, hay que sentirla para aprenderla. Es un arte; un arte tan viejo como el toreo y tan nuevo como el sello que le otorga cada intérprete"."
"CAMBIARIA TODO LO QUE SÉ POR LA MITAD DE LO QUE IGNORO"
"CAMBIARIA TODO LO QUE SÉ POR LA MITAD DE LO QUE IGNORO"
sábado, 16 de abril de 2011
Tiempo de cría y esperanzas
Recorro estos días, como imagino que harán muchos cazadores, en compañía de Luis, Antonio y Emiliano, el coto de mi Enebral. El pasado año fue aciago. Habíamos conseguido una potente población de conejos y mantener algunos bandos de perdices. Primero la vírica y después la mixomatosis arrasaron con los primeros hasta dejar la población reducida a sus mínima expresión. Los predadores se cebaron en la perdiz.
Decidimos no cazar. Y seguir cuidando el terreno. Ahora son momentos decisivos.
Los conejos se han comenzado a recuperar debido a su enorme potencia reproductora. No hay muchos todavía pero cada vez que descubrimos un rodal nuevo de escarbaduras o cagarruteros donde aparecen las pequeñas deposiciones de los gazapos es una alegría para todos que sirve de motivo de esperanza. “Ya hay por el morro de La gallega” o “Por donde más se ven es por Entreportillos. Por allí empieza a haber mucho trato”.
Se han fumigado madrigueras, los bebederos están en perfecto estado de revista y ahora andamos en intentar controlar la siempre abundante población de zorros. No ayuda una nueva normativa que cada vez lo complica más. Es como si en algunos organismos se dedicaran a ver como pueden hacer las cosas más difíciles e inventarse trabas, a veces verdaderamente delirantes, pero ante lo que solo cabe el acatamiento so peligro de trastazo. No creo que haya colectivo sometido a mas leyes, normas, normativas y disposiciones que los cazadores. Es un auténtico galimatías jurídico, multiplicado por 17, las autonomías y hasta por 52, las provincias, el que se ha creado para desesperación del sector cinegético.
Pero bueno, Luis, Antonio y Emiliano siguen a lo suyo, que es intentar recuperar nuestras especies. O al menos poner de nuestra parte todo lo posible para que lo hagan. Decidimos al fin no repoblar y procurarlo con lo que quedó. Y me parece que hemos acertado. Desde luego ha sido una alegría oir los reclamos de perdiz por cada uno de los cerros. Resulta, a lo que parece, que si han sobrevivido un buen puñado de parejas. Por ahora, además, la añada viene viniendo buena. Es una primavera espléndida y el agua es abundante. Se nota en el verdor de las plantas, en una espectacular floración del romero, en la viveza del amarillo de los aliagares, se nota hasta en el canto de los pájaros.
Si de la patirroja esperamos que crie bien, de los conejos lo que suspiramos es porque no vuelva la maldita plaga o al menos que no sea tan virulenta como la anterior. Si nos respeta un poco en un par de años volveremos a la situación verdaderamente buena que logramos. Y ello será bueno para todos. Me explico. Una de las consecuencias primeras del atroz declive fue que afecto a toda la vida animal en El Enebral. Fue particularmente observable en las poblaciones de predadores alados, los más visibles. Faltos de comida-y el conejo es la base de esa cadena-han disminuido sensiblemente. Tenía localizadas dos parejas de búho real. Hasta el momento sólo he “sentido” a una. Llegamos incluso a ver a la más emblemática de nuestra águilas y hace tiempo que no la divisamos.
Les cuento esta experiencia personal, en un momento además delicado, en plena época de cria que es cuando el cazador más atento debe andar en su coto, porque es quizás la mejor demostración de ese axioma que pretendemos hacer comprender a la sociedad. Los cazadores somos los primeros conservacionistas. Si logro recuperar este pequeño coto no solo lo habré hecho para mí y la cuadrilla sino para todo el conjunto de especies que en el viven. Es algo muy simple, muy fácilmente comprensible y comprobable. Pero hay mucha gente, lo se, que no quiere ver la realidad, porque no le interesa verla como es sino como se la prejuician sus anteojeras ideológicas.
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